Oh, Madre Natura, Pachamama,
tú que nos brindaste un hogar,
tú que nos alimentaste,
tú que nos enseñaste a amar...
Perdona nuestra ingratitud,
ayúdanos a evolucionar,
en nuestro camino ya no existe luz,
tan sólo, de nuestra sombra, la oscuridad.
Somos almas errantes sin rumbo,
mas aún nos queda una esperanza
de que algún día no muy lejano,
nuestros ojos se guíen por el corazón,
y nos unan en semejanza.
Todos somos uno, Uno entre un millón,
Todos amamos y sentimos
mas provocamos tu decepción.
Aquel que sigue la sombra de su ego,
aquel que no ve más allá de él,
será castigado con el susurro del vacío,
y la soledad se apiadará de su ser.
Siempre eterna será tu belleza,
Siempre viva y hermosa tu pureza.
A ti me entrego con anhelo,
de un nuevo mundo carente de Ego.
Llévame contigo, amada madre,
allá donde el amor reine junto al respeto.
(Sara Balsera ©)
Me encanta la imagen, de la ilustración y del texto.
ResponderEliminarMadre y amante, fértil y embarazada con cabello de ramajes o cornamenta vegetal, como se quiera ver. Pero sobre todo un ser, una entidad, una red palpitante de conciencia que acoge, que recibe, que integra.
A veces me he preguntado acerca la relación de analogía y afinidad entre las mujeres y la Gran Madre y los hombres y el Gran Padre. ¿Crees que el hecho de que el arquetipo de la mujer palpite con fuerza como amante en la mente del hombre y no en la de la mujer (en principio) hace que el sentimiento sea más dual?
Me apena mucho sentir que mi ánima no esta tensa hacia la acción evolutiva, que toda esa belleza inmanente a todo lo que brota y crece en este universo, desde el nacimiento de estrellas hasta el florecer de la amapola. Pero estoy convencido de que la risa de la naturaleza es invicta desde el comienzo, nuestra rango de elección pasa por unirnos o ser sombras de lo que podemos ser.
Así que el único castigo que la bondad efectiva de su esenca nos depara es el silencio del que elige no escuchar lo sinfonía inveterada del sueño sutil que rodea, sale y entra en todo lo que existe. Un buen amigo me dijo en una ocasión: Dios no castiga, espera.
Llévame contigo madre, no hay nada que conmueva más mi corazón que el abrazo que siempre que vuelvo a atender mi espíritu recibo de mano de la natura. Solo hay que volver a respirar para abrirse al amor.
Mi querido Alí,
EliminarSiempre regalándome aterciopeladas y embriagadoras sensaciones con tan bellas palabras ^^
Sí, creo que la dualidad se hace más fuerte e intensa. La mujer no es más que un recipiente donde vive, duerme y grita la Gran Madre, pues todas llevamos una diosa en nuestro interior ó pedacito de divinidad. Representamos la delicadeza, el alimento y el amor. Al igual ocurre con los hombres, representantes de la fuerza, el coraje y la protección, hijos del Gran Padre. Para que exista uno, debe existir el otro. Y eso lo hace más especial.
Él es la semilla, ella es la tierra que protege y da vida. Juntos son la creación basada en el más puro amor.
Nunca estaremos lejos de la Madre Natura, pues ella está en nosotros :)
Gracias, bello ser, por tus palabras y sentimientos retratados.
Un gran abrazo fresco, con las alas bien extendidas. ^^